5 de octubre de 2009

Euromillón

Se enfermó, la ingresaron, la operaron. Cuando se despertó y dejó de delirar (no hacía sino pedir churros) la llevaron a su habitación. Allí buscó a su hermano pequeño con la vista y le dijo "vamos a echar un euromillón tú y yo". Cogieron el número del quirófano, la primera y la última cifra de su historia clínica, la fecha de la operación, los miligramos del calmante que le estaban dando, cuántos ganglios le habían sacado, cuántas grapas le habían puesto. Los ordenaron todos. La combinación sonaba bien. Él la apuntó en el móvil y salió corriendo a buscar un estanco. "Tiene que tocar", pensaban los dos, "si hay justicia tiene que tocar".
Llegó el viernes y no tocó. Pero a ella le trajeron churros calentitos para desayunar.