28 de mayo de 2011

Gracias

Cuando yo era chica mi tía Conchita me sacaba golosinas de las orejas. De todo tipo. Hasta una caja de bombones ingleses me sacó un día. La caja era más grande que mi cabeza, pero a mí me pareció perfectamente lógico. A los nueve años una es capaz de creerse lo que le dé la gana. Y si me hubiera sacado un patinete tampoco lo habría visto raro.
Bueno. Pues ahora, más de treinta años después, mi tía Conchita me acaba de sacar de una oreja lo siguiente:
  • Un vestido azul, de tirantes, largo, hasta los pies.
  • Una camiseta de rayas.
  • Un carro del Mercadona lleno de comida surtida.
  • Una novela maravillosa de Dai Sijie, “La acrobacia de Confucio”.
  • Las vacunas anuales de la Pini (contra la rabia, el moquillo, la hepatitis y la parvovirosis).
  • Una factura de la costurera (que me convirtió una falda de monja misionera en el trópico en otra de lo más elegante).
  • Un bono del tranvía (12 viajes).
  • Un desayuno de lujo mundial en mi bar favorito, el Potolami Palace.
Y para darle las gracias (no como se merece, sino como buenamente puedo) le voy a escribir unas poesías. Unos haikus. Hasta hace un año yo ni sabía que existieran los haikus. Mi ignorancia era inaudita. Pero me salió un trabajito de esos que se pagan a tanto la hora. Un señor con bigote quería que le transcribiese y ordenase unos cuantos miles de haikus que había escrito, y yo le dije que por supuesto, que empezaba ya.
En los míos, aviso, no salen almendreros ni nieve. No van del paso irremisible del tiempo, ni de la luminosidad del alba del espíritu ni nada, sino de las cosas normales de la vida de las personas de mi barrio. Digo, por si están esperando profundidades o algo. Y además sólo son cinco.

I.
Perra asquerosa
o sales de ese charco
o te diseco

II.
Que no, señora
que voy en chándal pero
no vendo drogas

III.
Bebemos vino
cantamos mil boleros
y no nos echan

IV.
Llega el calor...
mierda, quiero emigrar
a Groenlandia

V.
Oh, chocolate,
igual que Bob Esponja,
tú salvas vidas

Muchas, muchas gracias, tía Conchi. Eres lo más.