Señor muy alto [abriendo la puerta de la calle]: ¿Hola?
La Lupe [preparando la cena y canturreando trocitos asesinos de Cell block tango]: Hola.
[Pinito salta acrobáticamente alrededor del señor muy alto]
Señor muy alto [acariciando a la perra]: Hola, tú, fracaso educativo.
[Pinito insiste en saltar y menear el culo con frenesí y dar lengüetazos al aire]
La Lupe [saliendo de la cocina con una cuchara amenazante en la mano]: No le digas eso al animal.
Señor muy alto: Cómo que no. Fracaso educativo, ven, que tu dueña te vea y te reconozca.
La Lupe: No es un fracaso educativo.
Señor muy alto: Supongo que depende de las expectativas que tuvieras, claro.
La Lupe [toda lealtad]: Últimamente ha mejorado mucho.
Señor muy alto: Sí, ya. Le van a dar el Nobel de la Paz.
La Lupe: Ya no se come los zapatos.
Señor muy alto: No; ahora los roba, los esconde y los chupetea, pero no se los come.
La Lupe [muy digna]: Te parecerá poca mejora.
Señor muy alto: Esta perra no nos tiene respeto ninguno. Date cuenta. Se sube a los sillones y a la cama. Es más, se sube encima de nosotros. Cuando la llamamos no viene...
La Lupe: Sí viene.
Señor muy alto: Bueno, si estás en la cocina y te oye abrir la puerta de la nevera, viene.
La Lupe: Cuando yo la llamo me obedece. O por lo menos no sale corriendo en dirección contraria, como hacía antes. Ahora se queda quieta en el sitio. Eso es un progreso.
Señor muy alto: Ojalá fueras la mitad de optimista con el resto del planeta.
La Lupe [sin hacerle caso]: Y ya no ha vuelto a comerse las paredes.
Señor muy alto: Ah, por cierto, el papel que hace falta para arreglar los agujeros en las paredes cuesta 120 euros el rollo.
La Lupe: No necesitamos un rollo. Con dos metros o tres nos basta.
Señor muy alto: Ya, pero no lo venden por metros. Mínimo, un rollo. Luego habrá que sumar la pintura y la mano de obra.
La Lupe [mirando a Pinito con un poco de desesperación]: Ay.
Señor muy alto: Ay, sí.
La Lupe: Pero cuando le digo “silencio perruno” se calla.
Señor muy alto: Durante una centésima de segundo.
La Lupe: Y cuando le digo “besos sí, mordiscos no” deja de masticar a la gente.
Señor muy alto: Durante dos centésimas de segundo.
La Lupe [sorda y ciega]: Es una perra estupenda. Jovencita aún, impetuosa, pero...
Señor muy alto: Sí, claro. A lo mejor cuando sea vieja y se le caigan los dientes...
La Lupe: Sabe hacer unos trucos divertidísimos. ¿Tú la has visto como se pone en dos patas?
Señor muy alto: Muy útil, sí.
La Lupe [heladoramente]: Otra como esa, bonito, y...
Señor muy alto: Oh, Pinito, cuadrúpedo de belleza sin igual, por favor, ponte en dos patas, que no puedo vivir un segundo más sin ver...
La Lupe: Y pensar que la perra te quiere con locura.
Señor muy alto: Claro. Sólo faltaba que no me quisiera.
La Lupe: Cuánta ingratitud. Dale un zapato, anda, que se entretenga el pobre bicho.
Señor muy alto: Dáselo tú, que tienes muchos.