29 de marzo de 2009

Educación

Método I. 7.14 am. La Lupe [despelusada, amenazadora, de pie en medio de la calle, dirigiéndose a Pinito, que se acaba de tender, tan tranquila, a la sombra de un coche, y mastica la correa para entretenerse]: ¡¡Tú, bicho, caga, mea, haz algo de una vez ya!!

Método II. 13.25 pm. Señor muy serio de dos metros [en voz baja, inclinándose hacia la perra, que está sentada en la acera y se rasca y mira al cielo]: Excreta, por favor, excreta; será lo mejor.

22 de marzo de 2009

La documentalista (II)

La documentalista está sentada delante del ordenador, toda preocupada. Porque acaba de descubrir que en su base de datos hay dos libros que se llaman igual, “Descripción de las Yslas de Canaria”. Y el autor también se llama igual, Pedro Agustín del Castillo. Así que, razona ella, debe de ser el mismo libro. Sólo que uno es de 1686 y el otro de 1739.

La documentalista se muerde una uña. Luego el dedo entero. Deja de morder cuando llega a un anillo que parece relleno de Cristasol. “¿Me habré equivocado con la fecha? ¿Habré hecho dos fichas distintas del mismo libro? ¿Qué probabilidades hay de que dos tíos con el mismo nombre y apellido hayan escrito un libro con el mismo título con 53 años de diferencia?”.

Entonces suena el teléfono y es un ser humano que pregunta amablemente si puede ser que la documentalista tenga a mano “el libro negro aquel que estaba mal encolado, el de los alemanes”. “Sí”. La documentalista ya no sufre, porque ha conseguido hablar su idioma. Seis meses le ha costado, pero no hay obstáculo que no venza la constancia. El ser humano, contento, dice que ahora se acerca a por él. Muy bien. Adiós.

La documentalista mira en las fichas dónde están guardados los (¿los?) libros de Pedro Agustín del Castillo. Lejos, en otra sede. Mierda.

Tocan a la puerta. La documentalista se preocupa más. Porque cree que el ser humano ha adquirido el poder del teletransporte y se ha plantado allí, cuando ella todavía no se ha levantado de la silla para coger el estudio de Marcos Sarmiento sobre los viajeros alemanes en Canarias (eso era lo que le estaba pidiendo, sí). Pero cuando va y abre es el cartero, que trae un paquete. Un paquete del Canadá.

¡OH!

¡CANADÁ!

La documentalista se muere de curiosidad. El paquete es blanco y rojo, con dibujitos, y tiene aire de regalo.

¡OH!

Y cuando lo deshace, dentro hay... hay... un trozo gordo, oscuro y aromático del What-the-dickens-whisky-fruitcake de Arantza. Envuelto con infinito cuidado, como para aguantar un viaje de casi 6.000 kilómetros. Por mar. Y la documentalista salta y se olvida del universo y se prepara un café con leche y se corta una rebanadita de queque, y lo muerde, y se siente arrebatadamente feliz y agradecida. Ah, está riquísimo, con sus pasas y su jengibre y sus nueces y sus especias. La documentalista lleva mucho tiempo sin beber alcohol por orden del médico migrañólogo, que le mandó unas pastillas crueles y siniestras, tanto que la mayor parte de los días ella preferiría el dolor de cabeza. Pero nadie le dijo que no comiera alcohol.

¡OH!

Otro poco.

Otro café.

Un pedacito más. Pequeño. Bueno, mediano.

Tocan a la puerta. ¿Será el cartero otra vez?

No. Es el ser humano. “Hostia. El bibro. Biblo. Juacs. Bibrlo no. Li-li-liibro. Eso. Negro, mal encorrlado. Pero antes de ir a abrir la puerta tengo que guardar el queque. Que es mío y sólo mío. Mi tesoro... MÍO”.

La documentalista se levanta y se tambalea un poco. Se vuelve a sentar. El ser humano, el pobre, toca a la puerta más fuerte. Ahí se va a quedar. “Mañana se lo doy, si total a él le da igual, si ya lo ha leído y sabe cómo acaba; los alemanes se vuelven toditos para su casa”, se dice, llena de razones y de whisky, la documentalista.

Suena el teléfono. “Y ahora seguro que es Pedro Agustín del Castillo. Pues no lo cojo. Que son ganas de joder nada más. Que llame mañana”. La documentalista se pone otro café y piensa qué canción irá mejor con este colocón tan bonito que tiene.

14 de marzo de 2009

Estadística (I)

Número de veces en la última semana en las que Pinito ha sido recluida en la solana por cometer delitos diversos: 3.114.
Desglose de los delitos más frecuentes:
Desobediencia y resistencia a la autoridad (60%).
Masticación de la persona de la Lupe (8%).
Masticación de las patas de la cama de la Lupe (4%).
Masticación del cable del ordenador de la Lupe (4%).
Robo y destrucción (en grado de tentativa) de ropa y zapatos propiedad de la Lupe (10%).
Robo de comida y bebida propiedad de la Lupe, con especial énfasis en el café con leche (10%).
Ataques de amor asesino a las visitas (4%).

Número de veces en la última semana en que la Lupe ha fregado la terraza con Mr. Proper Limón - Gran Poder de Desinfección, cubriéndose la cabeza con el elegante sombrero tradicional lanzaroteño y el resto con una camiseta gigante del Correcaminos: 6.
Número de veces en que la Lupe fregaba la terraza cada semana, antes de tener a Pinito: 0.

Gramos de pienso que Pinito ha devorado en el último mes y medio: 4.500.
Gramos que pesa Pinito a día de hoy: 2.900.
Número de veces en que la Lupe se ha preguntado cómo es posible: 26.

Breve añadido del domingo por la mañana:
Número de hoyos que Pinito excavó en la playa en una hora: 347.
Grado de putrefacción del ex-calamar que Pinito encontró y se echó a la boca, y se negó a soltar (a pesar de ser perseguida y presionada con técnicas aprendidas en cárceles de Irak), en la escala de putrefacción de calamares de Wagensberg (que va de 0 a 14): 14.
Chinos sorprendidísimos que recibieron cariño y lametones de Pinito sin razón aparente: 3.
No-chinos a los que trató con desdén o agresividad: 36.
Esta perra tiene algo con el Extremo Oriente.

12 de marzo de 2009

Diccionario

Estrés
Dícese de la situación en que un ser humano de natural vago se despierta espontáneamente a las seis y cuarto de la mañana y se pone, con espantosa energía, a limpiar primero el microondas y luego la nevera, valiéndose para ello de estropajos y pulverizadores de color azul-violeta.

2 de marzo de 2009

Empleo

Sueño que me ofrecen un empleo. De adiestradora de tiburones-martillo. Y yo voy y digo que sí.