23 de noviembre de 2014

Poesía (I)


[En una cafetería oscura y medio pegajosa, con una máquina tragaperras cantando en la puerta y un señor chino concentradísimo, venga monedas y monedas]

Poeta: Buenos días, ¿usted es Guadalupe?
Lupe [toda dispuesta y sonriente]: Sí, sí, buenos días.
Poeta: Yo soy Ricardo. Encantado. Pues mire, lo que necesito es que transcriba, numere y ordene unos poemas que he escrito a mano.
Lupe [entusiasta]: Claro, claro.
Poeta: Son unos cinco mil poemas.
Lupe [algo menos entusiasta]: Cinco mil.
Poeta: Sí, porque yo estoy lleno de ideas a todas horas, y claro.
Lupe [pensando de repente: más poemas, más euros, más comida]: Qué bien.
Poeta: Escribo haikus. Y tengo que organizar y releer estos cinco mil para seleccionar los mejores tres mil trescientos treinta y tres. Porque quiero preparar tres tomos independientes de mil ciento once.
Lupe [parpadeando como una gallina]: Ajá.
Poeta: Le interesará saber cuál es la temática.
Lupe: Por supuesto.
Poeta: Pues hay aproximadamente mil quinientos que hablan de Dios. Luego ya perdí el interés por la religión y me centré en el binomio árbol-ave fénix.
Lupe [suspirando por dentro]: Sí, sí.
Poeta: De esos hay unos dos mil. Y el resto está dedicado al ecofeminismo y a la pachamama. A lo mejor quiere usted que le lea unos cuantos.
Lupe: Cómo no.
Poeta: Aunque la verdad es que en un sitio público, y esta atmósfera, no sé, no se presta mucho...
Lupe [alarmada]: Pues no se preocupe, usted me los da y yo los leo en casa, privadamente.
Poeta: Es que yo creo que le vendría bien conocer el tono, la sonoridad, el espíritu de la obra antes de empezar el trabajo. Mire, le leo uno en voz baja:

Las moscas sorben
el almíbar negro de Dios
cocodrilesco

Yo: Oh.
Poeta: Y este otro:

El árbol ruge
sobre el ojo no muerto
del héroe pollo

Lupe [confiando en no haber entendido bien]: Qué interesante.
Poeta [como disculpándose]: Verá que la caligrafía no es muy clara. Es que escribo donde quiera que me encuentre la idea. Y tengo muchas ideas mientras conduzco. Así que siempre llevo lápiz y papel en el salpicadero, y desde que aparece el poema, lo apunto.
Lupe: Se para en el arcén.
Poeta: No, no, lo escribo en marcha. Si me paro se me va.
Lupe: ¿Y nunca le ha pasado nada?
Poeta: Bueno, he tenido dos conatos de accidente, no, tres, pero nada más.
Lupe [definitivamente desalentada]: Ah.
Poeta: Aquí traigo la primera parte del poemario [saca una carpeta]. Mire el material, estúdielo y póngame un correo con el presupuesto.
Lupe: Muy bien.
Poeta: La dirección es escombropútrido@rmail.com
Lupe: Muy bien. Pues ya hablamos.

[Lupe se va a su casa con la carpeta de propaganda de la CEOE bajo el brazo, preguntándose por qué, por qué, por qué no se puede ganar la vida como la gente normal]
(continuará)