Papá nos reparte naranjas chinas y nos dice que tenemos que comer fruta, que las vitaminas son muy importantes y no se puede vivir sin ellas. “Sí se puede”, decimos nosotros. Entonces Papá nos explica que antes los marinos se embarcaban y se pasaban meses tomando sólo pan bizcochado, agua, y ron, y a veces pescado; a nosotros eso nos parece un asco, aunque si el pescado fuera atún de lata con mayonesa... Papá sigue, no había neveras y los marinos no se podían llevar la fruta, porque se echaba a perder y la bodega del barco se llenaba de gusanos, y como la gente no comía vitaminas les daba una enfermedad que se llama es-cor-bu-to, y les pasaban un montón de cosas horribles, por ejemplo, se les caían los dientes, y se llenaban de manchas moradas, y las cicatrices que ya tenían cerradas se les volvían a abrir, y si se habían roto algún hueso, se les volvía a romper solo y no se volvía a pegar. ¿Y les salía sangre? Sí. ¿Y se les salían las tripas por la barriga para afuera? Según. ¿Y les dolía? Mucho. ¿Y a los piratas también les pasaba eso? Sí, a todos los que no comían fruta. Así que cuidadito.
Nos tragamos las naranjas y pensamos. “Vale que yo era el capitán pirata”, le digo a mi hermano el segundo, “y tú eras otro pirata, pero mandabas menos y te amotinabas”, y mi hermano el segundo no me hace caso, así que le hablo a mi hermana la tercera, “y entonces de repente nos daba el escombruto a todos y echábamos sangre hasta por los ojos y teníamos que buscar fruta como fuera y desembarcar en una isla”, y mi padre, "escorbuto, se dice escorbuto", y mi hermano el segundo, “vale que el capitán pirata era yo y cuando tú te amotinabas mandaba que te lanzaran a los tiburones”, y yo, “vale que yo entonces te escupía sangre a la cara, y unos cuantos dientes, y tú te morías de asco, porque eres un escrupuloso”, y mi hermana la tercera, “vale que yo era contrabandista y tenía un alijo de fruta y se lo vendía a ustedes y me hacía rica millonaria”, y mi hermano el cuarto “¡ta!”, y yo, “vale que los piratas te robaban el alijo y te mataban para que te estuvieras callada”, y mi hermana la tercera, “vale que yo volvía en fantasma para castigarles”, y mi hermano el segundo, "vale que yo los torturaba a todos", y mi hermano el cuarto “¡ta!”.
Papá habla solo. Dice "ah, qué educativo todo", y se come una naranja.