25 de noviembre de 2011

Inmortal

Tengo un oso y no sé dormir bien. Así que me voy a la cama con el oso y espero que me llegue el sueño. Mi madre me deja encendida la luz del pasillo para que no tenga miedo, pero no funciona. Además, desde que me duermo la apaga. Y luego me despierto a media noche y pienso que todos nos vamos a morir, o a lo mejor nos hemos muerto ya y no lo sabemos. Me levanto y me acerco a la cama de mi hermana, que es chiquitita pero sí sabe dormir. Como respira y está caliente, está viva. Bien. Luego pienso si no se habrá muerto el oso y me asusto. Voy a la habitación de mis padres, y mi padre me dice que el oso está perfectamente y que me acueste otra vez y respire hondo, que ya veré que me duermo. Vuelvo sin ningún convencimiento y me meto en la cama. El oso no se mueve ni nada. Pero no está frío. Pasa un rato y todo está muy oscuro y no sé qué hacer. Me vuelvo a levantar y voy al cuarto de mis padres. Mi madre me dice “el oso está bien; nunca ha estado vivo, así que no se puede morir, el oso es inmortal, vete a la cama, anda”. Obedezco. Me acuesto mirando a mi oso inmortal. Qué suerte.

7 comentarios:

La RUbia dijo...

¿Sigues con tu insomnio?

Lolo dijo...

¡Qué bien escribes, Lagarta!

Josemaria dijo...

Si por aquellos entonces hubieras visto Misfits no te harían tanta gracia los personajes inmortales. O a lo mejor si, vete a saber...

Pétalo dijo...

:) Los osos inmortales siempre están disponibles para meterse en nuestra cama.

Miguel Baquero dijo...

Sí, pero lo que no sabe ese oso... y no te quiero cortar el rollo... ;-)... es que el día menos pensado se le rasgará la barriga y se le saldrán las tripas... Bueno, después de este comentario de psícópata, quería felicitarte por el modo en que escribes. Muy ágil, muy bueno.

Anónimo dijo...

Jajaja, yo cuando pequeño tenía un gato que tenía la buena costumbre de dormir conmigo, era muy calentito y ronroneaba.
Igual que Lolo, que bien escribes

La Lupe dijo...

Perdónenme la tardanza, que las navidades fueron un castigo. Más de lo habitual, quiero decir.

Rubia, sí. Fatal. Voy a acabar en la quinta de reposo.

Gracias, Lolo, eres un amor.

Josemari, a esa edad no me dejaban ver casi nada en la tele. Pero la idea de la inmortalidad molaba mucho. Sobre todo aplicada a los animales.

Pétalo, el oso no era tan-tan inmortal, ¿sabes? Mi madre lo metió en la lavadora y quedó bastante perjudicado.

Ay, Miguel, muchas gracias, y no te preocupes, estás entre psicópatas (amistosos).

Anónimo, yo lo que no llevo bien de los gatos es la manía que tienen de dormir sobre la cabeza de uno. Así no se respira bien. Y gracias por las flores.