15 de febrero de 2012

Cuatro trucos

Aquí van unos pocos trucos prácticos para todas aquellas personas que, a causa de la peculiar configuración de sus cabezas, tienden a hablar solas por la calle, pero que, aún así, no desean ser incluidas sin más en el grupo de los que ven espíritus, beben vino de un cartón y/o llevan la bragueta siempre abierta.
1. Hacer como que se le habla al perro. Para esto es preciso tener perro. Y sacarlo. Hablar a perros imaginarios o ausentes es peor que hablar solo.
2. Hacer como que se habla por teléfono. Para esto es preciso tener teléfono, o bien llevar un auricular en la oreja. Con el cablecito cuidadosamente metido en un bolsillo, claro. Hablar con el cablecito colgando es peor que hablar solo.
3. Cantar. La gente no oye la letra de lo que cantas, y en vez de "esta pobre está fatal, voy a agarrar bien el bolso", se dicen "mira qué animosa ella, qué musical".
4. Llevar un flequillo extremadamente largo y tupido y peinárselo de modo que tape la boca.

7 comentarios:

Maronasc dijo...

Tus trucos me van a venir de perlas, ¡gracias! ;-)

Reina del Mango dijo...

Uf, y a mí. De pequeña, mis hermanos se pasaban el día pidiéndome por favor que hablara más bajo. Y no es porque hablara con ellos, precisamente. Alguna ventaja tenía que tener vivir sola a los 36 ;-)

Pipa dijo...

A mí poco a poco se me ha ido pasando. Cuando iba al instituto no sólo hablaba, sino que empuñaba espadas imaginarias y mataba dragones o lo que se terciase...

... así que ahora hablar sola ni me avergüenza ni ná.

Lego y Pulgón dijo...

"Si estás hablando conmigo, HABLA MÁS ALTO. Y si estás hablando sola, HABLA MÁS BAJO." (A mi abuela, que no tenía perro, ni móvil, ni flequillo, sino permanente cardada cual camión de pinocha en la cabeza; ahora no me importaría oir de nuevo su sunsunete)

La Lupe dijo...

Saben qué, tengo otro truco. Si una lleva un bebé en un carrito puede hablar sola lo que se le dé la gana.

Marona, gracias a ti. Muchas. Que ya llevo tres crumbles de manzanas sin azúcar, según tu receta, y triunfo grandemente.

Reina, los hermanos son pruebas que nos pone el Señor para fortalecernos el carácter desde chiquititos. Así que ni caso. Patadas sí se les pueden dar, mira.

Pero Pipa, no es cosa de vergüenza, sino de previsión. Porque a cualquiera de esos seres absurdos nos los podemos encontrar en una entrevista de trabajo después. Sí, estoy un poco obsesionada, sí.

Ay, Lego, la frase es maravillosa. Yo nunca me habría atrevido a darle una orden a ninguna de mis abuelas. Que eran las dos menuditas y muy poderosas.

Blanca Villa dijo...

Ay, dios. Yo, canto. Pero de cantar chillando. Y hago aspavientos y todo si se da el caso de que las endorfinas me suban inesperadamente. Y no tengo ni perro, ni niño, ni ná. Horror. :(

beguito dijo...

Jjajajajajaja...siento haberte abandonado taaanto tiempo...pero aquí estoy,siguiendo tus consejos...gracias!!